El café estaba atestado de gente. Mavi se maldecía por haber tenido tan poca precisión al concertar la cita. Hubiese bastado con encontrarse en la puerta. Ahora estaba estancada en una mesa al fondo del local, sin poder ver la entrada del café y sin otro lugar libre para cambiarse.
Por cuestiones de discreción no podía usar el teléfono celular. En estos casos nunca se sabía por quién podía estar acompañada la otra persona como para incomodarla con una llamada inesperada.
Habían pasado más de diez minutos de la hora convenida con su amante. Un café de un barrio más al azar de la larga lista que incluían en su rally clandestino, en busca del anonimato que les pudiera dar un par de horas de amor secreto.
Estaba tan impaciente que fue capaz de pedirse un segundo café. Esta vez expreso y sin leche.
Cuando estiraba el cuello en dirección a la puerta por enésima vez, divisó a alguien que hizo que la sangre se paralizase dentro de sus venas. Paradójicamente su corazón comenzó a sacudirle el pecho bombeando con el ritmo del más grande de los tambores inventado. En lugar de su amante, apareció Leo, su esposo, y se dirigía directamente a su mesa. Él ya la había visto y no tenía sentido intentar refugiarse en el baño o hacerse la distraída.
Los segundos que tardó Leo en acercarse a su mesa no le fueron suficientes para pensar nada que pudiese justificar su presencia en ese café, en ese barrio, ni a esa hora del día.
Leo se paró frente a ella y, sin sentarse, le apuntó sus ojos en silencio, con la mirada helada.
Mavi se sacudió en la cama y sintió su cuerpo empapado en transpiración. Leo dormía dándole la espalda sin saber que, en el sueño, acababa de sacarla de una terrible pesadilla.
Mavi miró el radio reloj. Eran las cinco y media de la mañana. Todavía no asomaba ni un mísero rayo de sol por la ventana. Supuso que no podría dormirse de nuevo y se levantó a tomar un vaso de agua fría.
El diario no había llegado aún. Se sintió rara y estúpida sentada en el comedor en medio de una completa oscuridad. Tenía una culpa injusta que no le pertenecía. Había sido un sueño demasiado real. Pero un sueño al fin. No había podido rescatar detalles del amante a quién esperaba en el café, para poder analizar el origen de tan vívida experiencia. Se esforzó sin resultados.
A las seis de la mañana ya estaba bañada y leyendo el diario cuando Leo apareció en el comedor con los pelos revueltos y cara de desconcierto.
—Hola mi amor... —dijo él— ¿madrugaste?
—Si, tenía calor. Además estaba nerviosa por la nota de esta mañana. Salió bien —dijo sonriente al fin.
Siempre que salían sus notas publicadas en el diario, Mavi revisaba letra por letra la impresión definitiva. Trataba de ponerse en la piel del lector y evaluar el resultado final en forma objetiva. Nunca lo lograba. Era muy sospechoso que siempre llegase a la conclusión de estar leyendo una nota grandiosa y excelentemente escrita. Tenía como asignatura pendiente aprender a leerse con ojos ajenos.
—¿Sobre qué era la nota? —preguntó Leo tratando de abrir del todo los ojos. El pantalón de su pijama tenía una botamanga atascada a la altura de la rodilla.
—La investigación sobre las fábricas esas de Lanús que despidieron a todos los extranjeros con problemas de documentación —contestó Mavi tratando de despertar interés en el lector imparcial que intentaba —también en vano— encontrar en Leo.
—Ah, sí. Ahora me acuerdo. Es una historia fantástica. Es decir... terrible... deplorable. Eso quise decir... ¡Es una nota buenísima!
Leo la elogiaba demasiado. Tanto que a veces Mavi desconfiaba.
Entró a bañarse despidiéndose previamente de Mavi, que se disponía a salir para la Redacción. Ella sintió el beso de Leo con una extrañeza que él no percibió. Era como si el sueño hubiese invadido la vida real enrareciendo el aire del hogar.
Se quedó unos minutos más parada al lado de la mesa, mirando las fotos del Suplemento de Turismo que salía los martes con el diario. Luego tomó su maletín, el grabador de periodista y se fue.
25 noviembre 2005
08 noviembre 2005
Nueva Novela
Pueden ir preparándose. El primero de Diciembre estará en las librerías mi segunda novela, "Sueños en Espiral".
Mucho tiempo de trabajo y esfuerzos por fin ven la luz.
Se esperan todo tipo de comentarios, como siempre.
Como adelanto dejo la portada y el texto de la contratapa.
Mavi y Nahuel trabajan en la redacción de un diario. Se conocen desde hace años.
Un día, casi por casualidad, descubren que tuvieron el mismo sueño la noche anterior. Esto no habría sido más que un hecho curioso si no hubiera vuelto a ocurrir al cabo de unos días, impeliendo a los protagonistas a buscar respuestas.
Así, Mavi y Nahuel se internan en una espiral de pasiones, impulsos, amores y traiciones, en una realidad que toma de lo onírico su vértigo y oscuridad.
Mucho tiempo de trabajo y esfuerzos por fin ven la luz.
Se esperan todo tipo de comentarios, como siempre.
Como adelanto dejo la portada y el texto de la contratapa.
Mavi y Nahuel trabajan en la redacción de un diario. Se conocen desde hace años.
Un día, casi por casualidad, descubren que tuvieron el mismo sueño la noche anterior. Esto no habría sido más que un hecho curioso si no hubiera vuelto a ocurrir al cabo de unos días, impeliendo a los protagonistas a buscar respuestas.
Así, Mavi y Nahuel se internan en una espiral de pasiones, impulsos, amores y traiciones, en una realidad que toma de lo onírico su vértigo y oscuridad.
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